En mi clase del colé solamente éramos siete tíos entre 36 chicas y claro no quedaba más remedio que hacer piña, de ahí que veinte años después aun guarde muy buena relación con seis de ellos (el séptimo renegó de nosotros y no volvimos a saber de él). En los recreos una y otra vez reinterpretábamos escenas que habíamos visto en el cine o en la tele en el fin de semana, ya fuera de las películas alquiladas del videoclub, de la película de la semana de la primera cadena o esa cinta que circulaba de padres a padres o primos a primos.
A mi Soldado universal me llegó en VHS y grabada de canal plus de esta manera. y recuerdo comentarla con mis colegas una y otra vez mientras nos comimos nuestros bocadillos de chorizo y salchichón (el jamón era para la Navidad y ocasiones muy especiales). Van Damme nos encantaba, ese tiarraco guapetón que ya había pasado por el salón de mi casa en varias ocasiones encarnando a tíos rudos que utilizaban técnicas ninjas (leer con J), y en esta ocasión lo acompañaba ni más ni menos que el malo de Rocky IV y el bueno de Masters del Universo, el puto He-Man aka Dolph Lundgren. Una película a la que le veíamos ese aura futurista que aun guarda a buen recaudo por su utilización muy inteligente de conceptos tecnológicos avanzados y a la vez creíbles.
Una peli de acción que se quedó marcada en nuestras memorias a fuego y que 26 años después sigue funcionando con efectividad milimétrica, al contrario que el resto de la saga que unas con más y otras con menos tiempo a su espalda no solo renquean sino que avergüenzan el concepto inicial de la misma. Por ello desde mi humilde posición, solo recomiendo esa originaria obra de Roland Emerich.
De una manera u otra en mi abundante tiempo libre (ironía modo ON), yo, Domingo Dark Vinyl, he creado dos hercúleos Soldados Universales 100% albaceteños a los que he llamado Pablo Lopez y Champi y con los que a través de dos horas y media he tenido el gusto de debatir, adorar y criticar esta ya mítica saga de Soldado Universal.
Que lo disfrutes y no olvidéis enfriaros al acabar.
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